Los fundamentos de la osteopatía
La osteopatía es un concepto filosófico y terapéutico desarrollado por Andrew Taylor Still (1828-1917), un médico estadounidense de la segunda mitad del siglo XIX.
Se apoya en unos fundamentos sencillos, totalmente descuidados por la medicina de su tiempo, y todavía hoy muchas veces.
Citémoslos rápidamente:
- El cuerpo funciona como una unidad
- Interdependencia entre la estructura y la función
- Libre circulación de los fluidos corporales
- El poder de auto-curación
- El cuerpo, laboratorio farmacéutico
- Leyes de causa - efecto
- Guiados por la idea de salud
El sistema corporal, una unidad
El cuerpo humano está constituido de partes que funcionan en estrecha interdependencia.
En el cuerpo existe un tejido omnipresente –el tejido conjuntivo, o fascia– que asegura a la vez:
- la estructuración del organismo,
- la conducción de los flujos líquidos,
- el soporte para los vasos, los nervios y otras fibras conductoras.
Still emitió la hipótesis de que dicho tejido de sostén, al perturbar la circulación de los fluidos (sangre, linfa, líquidos no colectados, influjos nerviosos, etc.), podía ser el origen de muchas patologías del ser humano.
- Este tejido está diseminado en el cuerpo como una telaraña.
- Posee la clave de las líneas de comunicación del organismo.
- Hace de él una unidad funcional.
La interrelación entre la estructura y la función
Still escribía: «La enfermedad es el resultado de anomalías anatómicas a las que sigue el desorden fisiológico» [1].
Esta idea, aunque es sencilla, parece haber sido olvidada en los conceptos terapéuticos modernos.
- ¿No parece obvio que un nervio perturbado en su trayecto por una compresión o una distorsión verá su función de transmisión alterada?
- ¿No parece evidente que un vaso sanguíneo o linfático comprimido no puede asegurar su función correctamente?
- Por lo tanto, el osteópata busca, en las estructuras del cuerpo, aquellas que no presentan un grado suficiente de movilidad, con el fin de liberarlas para permitir que la o las funciones que dependen de ellas se lleven a cabo normalmente.
La Dra. Frymann osteópata estadounidense contemporánea, escribe: «El término “función” no se aplica sólo a las actividades vegetativas del organismo, como la circulación, la respiración, la digestión, etc. Incluye también actividades como el pensamiento, la sensación, la expresión creadora, la meditación e incluso la aspiración espiritual» [2].
[1] A. T. Still: Ostéopathie, recherche et pratique (Osteopatía, investigación y práctica), §20.
[2] Viola Frymann: Philosophy of Osteopathy in Collected Paper of Viola Frymann, publicado por la American Academy of Osteopathy, Indianapolis, IN, 1998, p. 280.
La circulación de los fluidos corporales
«Se debe acarrear y abastecer con un aporte abundante y completo de sangre arterial a todas las partes, órganos y glándulas, a través de los canales denominados arterias. Y cuando la sangre ha realizado su tarea, entonces, sin dilación, las venas deben hacerla regresar por completo al corazón y a los pulmones para renovarla» [3].
- Mediante un sistema de vasos tubulares que disminuyen progresivamente de diámetro, la sangre arterial es vehiculada a partir de la bomba central, el corazón, hacia cada célula del cuerpo.
- El sistema circulatorio debe poder contribuir al mantenimiento de las condiciones de salud, tanto si la persona está tumbada y relajada, como si está de pie, o incluso con la cabeza hacia abajo.
- Adapta las necesidades del cuerpo, tanto si está a nivel del mar como en alta montaña, a una temperatura moderada o extrema, durante una competición de atletismo, así como en una actividad intelectual sedentaria.
Múltiples anomalías pueden alterar el funcionamiento de ese delicado sistema, acarreando serias repercusiones en el cuerpo.
Por lo tanto, el osteópata debe tener un buen conocimiento de la anatomía, tanto del sistema vascular como del sistema nervioso neuro-vegetativo (autónomo).
Debe poder razonar desde la región en la que se manifiesta el hallazgo patológico hasta las zonas de control autónomo, sin olvidar ninguna de las regiones por las que transitan los líquidos o las informaciones nerviosas.
[3] A. T. Still: Philosophie de l'ostéopathie (Filosofía de la osteopatía), p. 31.
El sistema corporal tiene la capacidad de auto-regulación
Ningún profesional ha curado nunca a ningún paciente. Esta afirmación puede parecer muy extraña, paradójica, chocante incluso.
Sin embargo, es una idea esencial. Y si el profesional (osteópata u otro) puede ser, en un momento dado, un elemento determinante hacia el camino de la sanación, es el paciente quien se cura a sí mismo y sólo él puede hacerlo.
- Lo único que puede hacer un profesional es permitir que el organismo del paciente encuentre los recursos necesarios para crear un nuevo equilibrio, una harmonía, recobrar la salud.
- He ahí lo que escribe Viola Frymann: «Yo el profesional, no puedo curar la más sencilla de las heridas, pero puedo limpiarla y quitar los residuos, juntar los bordes e impedir la contaminación. No puedo curar la fractura, pero restableciendo una relación anatómica normal y protegiéndola de los movimientos traumatizantes, proporciono a la fractura las mejores condiciones para los procesos de reparación. Puede ser necesario quitar un tumor o un cálculo o cualquier entidad patológica, pero una vez la operación haya sido realizada, el cirujano debe confiar en su aliado invisible en el paciente para implementar los procesos de curación» [4].
Por lo tanto, el papel del osteópata se limita, gracias a un razonamiento basado en el conocimiento anatómico y fisiológico:
- en encontrar los elementos que obstaculizan los procesos normales de recuperación y mejora;
- en reajustarlos;
- en dejar que la «sabiduría del cuerpo» haga lo esencial: restablecer su equilibrio y su salud.
[4] Viola Frymann: The Philosophy of Osteopathy, in Collected Paper of Viola Frymann, publicado por la American Academy of Osteopathy, Indianapolis, IN, 1998, p. 282.
El cuerpo, una verdadera farmacia
«El cuerpo es el taller en el que se fabrican las sustancias físicas» [5].
Nuestro cuerpo sobrevive gracias al aire que respiramos y al alimento que absorbemos.
Aunque durante mucho tiempo esto haya sido poco reconocido, incluso negado por la corriente médica clásica, es lógico pensar que la salud o la enfermedad dependen en gran medida de la calidad y la cantidad de los aportes alimentarios y respiratorios.
Esta parte del concepto osteopático depende de elementos ecológicos desconocidos hace cien años e incluso sólo cincuenta.
La alteración de la calidad de los alimentos se hace de diferentes maneras:
- por medio del uso masivo de abonos minerales desequilibrados;
- por medio del uso de insecticidas y diversos productos de tratamiento;
- por medio de la adición de colorantes, condimentos o conservantes;
- por medio del refinado que elimina elementos esenciales.
Se hace difícil, a veces incluso imposible, suministrar al cuerpo los elementos brutos a partir de los cuales éste podrá elaborar las sustancias necesarias para su funcionamiento equilibrado.
Still, al ser granjero, cabe suponer que habría llevado a cabo una campaña para reformar estos aspectos de la producción y la preparación de los alimentos.
Cuando se establece o restablece el hábito de alimentar el cuerpo con alimentos naturales y no degradados, la afirmación de Still es cierta.
En esas condiciones, el restablecimiento del cuerpo en su equilibrio anatómico y fisiológico con la ayuda de un tratamiento osteopático bien realizado, por lo general suele ser suficiente para permitirle recobrar la salud.
[5] A.T. Still: Ostéopathie, recherche et pratique (Osteopatía, investigación y práctica), §102.
En el universo, no hay efecto sin causa, ni causa si efecto. «De todos los aspectos del concepto osteopático, ninguno es, en la práctica, más importante ni más profundo que el reconocimiento de las leyes de causa y efecto: la disfunción o la patología no son más que un efecto» [6].
Un estudio atento del traumatismo o de la intervención quirúrgica, interpretado a la luz de un buen conocimiento de la anatomía y la fisiología, proporciona un primer hilo conductor para guiar al osteópata hacia una comprensión de los fenómenos que presenta su paciente hoy en día.
Las causas pueden combinarse, y tienen varios orígenes:
- un pasado traumático que haya provocado bloques mecánicos;
- unos hábitos alimentarios como se describe anteriormente;
- el abuso de drogas de cualquier tipo, incluido el medicamento;
- el agotamiento tanto físico como intelectual;
- el estrés y el desamparo moral, intelectual y espiritual.
Mientras no se reconozcan y mejoren estas causas, los resultados terapéuticos, sea cual fuere el sistema empleado, serán inseguros e inestables.
Por lo tanto, el procedimiento del osteópata consiste en:
- restablecer los equilibrios mecánicos y fisiológicos de su paciente;
- ayudarle a encontrar y eventualmente resolver esas dificultades de otro tipo, orientándolo si es necesario hacia las ayudas adaptadas, es decir otros profesionales de la salud.
[6] Viola Frymann: The Philosophy of Osteopathy, in Collected Paperof Viola Frymann, publicado por la American Academy of Osteopathy, Indianapolis, IN, 1998, p. 283.
La salud, de entrada, el estado básico normal de un sistema vivo
Still decía: «Encontrar la salud debería ser el objetivo del médico. Cualquiera puede encontrar la enfermedad» [7].
- El fundamento mismo de la vida es la salud;
- Según Still, un organismo vivo está concebido desde el principio para funcionar en un estado de salud;
- Ello significa que la salud es el fundamento mismo de la vida;
- Por lo tanto, el osteópata debe buscar la salud, trabajar con dicho concepto, en vez de trabajar con la idea de enfermedad.
La osteopatía no es una terapéutica exclusiva, sino una ayuda esencial a integrar dentro de unos equipos orientados hacia la salud, y hacia la consideración del ser en su totalidad.
De modo que el osteópata no trata una enfermedad, sino a una persona.
Así pues, no se interesa tanto por los síntomas del paciente, como por el propio paciente, cuyos síntomas no hacen más que manifestar unas dificultades de vida.
[7] A. T. Still: Philosophie de l'ostéopathie (Filosifía de la osteopatía), p. 51 (édition 2003).